sábado, 21 de agosto de 2010

 Había soñado con él más veces, pero nunca interactuado palabra alguna. Porque al fin y al cabo, no se puede hablar con tus sueños, ¿no? Busqué información en la red a cerca del significado de los sueños, pero no encontré nada de sincera utilidad. Llevaba varios días sin dormir a causa del miedo. Del miedo a soñar. Quizá era algo exagerado, pero toda yo era exagerada. Exagerada en torpeza, en fealdad y soledad. Esas eran mis características principales y las cuales aceptaba con resignación.

 La última vez que hablé con él, me dijo su nombre. Dorian. Era bonito y elegante. Dorian. Sonaba bien en mis labios.

-Dorian-digo en voz alta frente al espejo.

 Frunzo el ceño al darme cuenta de que estoy empezando a hablar sola y a repetir el nombre de alguien inexistente. Pero es que Dorian era tan guapo... Con su pelo rubio cayéndole en cascadas por la frente, sus finos y sonrosados labios formando una sonrisa perfecta, su nariz recta como un acantilado, sus pómulos marcados... Dorian era el chico de mis sueños. Irónico. Soñaba con el chico de mis sueños, ahora entendía la frase con claridad.

 Vuelvo a la cocina a preparme otro café para no dormir. Miro el reloj y me doy cuenta de que son las tres y media de la madrugada. Otra noche larga, sin nada que hacer a excepción de pensar en el lugar donde ha quedado olvidada mi racionalidad.

martes, 17 de agosto de 2010

Y te encontré.

 Busqué tu aroma en el mar, rogué al viento tu vuelta. Reí al recordar tu sonrisa y lloré al olvidar tus besos. No sé que pasará a partir de ahora, no sé qué será de mí y mucho menos de ti, pero soy consciente de que te quiero.
 No te conozco y ya te amo, ese es mi lema. Un día, todo será rosa como tus labios, o amarillo como los reflejos del sol en tu cabello. Verde como tus ojos, rojos como tu amor.
 Desgarraste mi alma con dos únicas palabras y te fuiste sin decir adiós.
 Ahora soy yo la que te necesito.
 Busco tu apoyo, tu hombro, tu perdón y tu aceptación. Creiste que no pasaría nada con tu partida, que no le importabas a nadie, pero no fue así. Te llevaste mi alma allá donde fuiste y pronto de acompañaré con mi cuerpo. Porque, ¿de qué sirve vivir sin ti? Ya nada tiene sentido sin tu amor a mi lado.

sábado, 14 de agosto de 2010

Tú lo eres todo para mí.

Tus labios, mi alimento.
Tu sonrisa, mi felicidad.
Tus besos, mi perdición.
Tu ojos, mi abismo.
Tu corazón, mi alegría.
Tu alma, mi ilusión.
Y tú, mi amor.
Mi sueño y mi esperanza.
Mi razón de vida y de muerte.
Mi única salida.